Espectadora de mi final.

23 agosto 2015 | Almudena

Tomo asiento para ver tu retirada. Veo al conjunto sobre la barandilla unas gradas mas abajo esperando tu actuación para apoyarte. Observo el pabellón lleno. Es tu último ejercicio. Es la última vez que entrarás al tapiz. No puedo gritar, solo contengo la respiración mientras veo tu semblante serio. Concentrada y convencida de que no escuchas ni un solo grito de apoyo. Tu campo visual se limita al 13X13. Sueltas tu último suspiro con los resquicios de tensión que te quedan y entras con tu pie derecho. Te colocas en el principio que deja ver tu cinta diseñada para la ocasión. Cojo aire. Suena el pitido y empiezas.

Es inevitable que esté ya llorando por tratar de parar el tiempo mientras luces tu trabajo pero a medida que transcurren tus últimos 90 segundos siento que te lo mereces. Mereces tu descanso. Me has dado demasiado. Mas de lo que te pedí. Mas de lo que podías. Dejo de ser egoísta cuando veo que tu emoción sale 15 segundos antes de que termines. Preparas el ultimo lanzamiento y tras cada voltereta que transcurren a cámara lenta me doy por vencida.

Todo el público sabe lo que significa para ti deshacer la forma del final de tu ejercicio. Relajas los dedos y después el resto del cuerpo hasta incorporarte. Todo es diferente desde ese último parpadeo donde te encuentras. Tu dedo índice se adentra 3 milímetros en el tapiz para dar las gracias en forma de corazón y te atreves a sentir el tapiz por última vez con tus labios.
No tengas miedo al cambio. No temas volver a empezar. Sigue tu intuición y confía en el trabajo. Es lo que te trajo hasta aquí. Si se te olvida tendré grabado este momento para recordártelo.

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