Es importante saber despedirse.
Seguramente muchos han llegado a este año nuevo con ganas de olvidarlo, para que estos próximos 12 meses le traiga todo aquello que pensó que le daría el 2016 y no le dio.
Dentro de este pensamiento olvidamos que rascando en el año pasado hay algo que mereció la pena y que ni siquiera supimos saborear porque aquello que deseábamos no llegó nunca.
Seguramente muchos llegan al 2017 con la nostalgia de lo que perdió o terminó. Algo que nunca volverá, algo que deseamos que durara más o incluso para siempre.
Una vez escuché “crecer es aprender a despedirse”. Estoy de acuerdo. Recordar una experiencia o a un ser querido se hace desde un lugar muy diferente si antes hemos sabido decir adiós.
Hace 8 años me despedía de 21 años de carrera profesional, elaborar aquella retirada, pensando en el cuándo, en el cómo y en el dónde, hace que piense en aquel momento, en mi caso, como un acto de valentía, como un momento especial y cuidado, y no con pena.
Es por eso que cuando afronté la última función de teatro “La Cocina” rodeada de 25 compañeros, conecté con aquella sensación de hace 8 años, esta vez no me despedía sola, lo hacía bien acompañada, despedí a mi personaje Molly. La dejé sin resolver sus conflictos y me invadió mucha pena al pensar que no le cambié nada.
Creí que me estaba volviendo loca, una puede llegar a influir en una persona pero nunca en un personaje pues su vida y su destino están inmersos en un bucle que se repite en cada función, pero luego pensé en todo lo que yo le había dado, principalmente vida durante 35 funciones, y Molly a mí algo mágico, simplemente sentirme ella y vivir hace 63 años.
Ya no volveré a ponerme esa peluca rubia, ya no volveré a ponerme su traje de camarera de los años 50 del restaurante Marango’s, ni esas medias que marcaban con una línea negra la parte posterior de nuestras piernas. Sé que despedirme de ella, Molly, dará lugar a un nuevo sueño por cumplir, porque Molly siempre será el personaje que me dio mi primera frase como actriz de teatro, “buenos días, por decir algo vaya…” porque Molly siempre será el personaje que me dio una nueva oportunidad.
Comparto con vosotros esta reflexión mientras elimino con quitaesmalte los restos del pinta uñas rojo de aquella camarera británica de Marango’s que siempre será parte de mi.
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